miércoles, 29 de diciembre de 2010

LAS UVAS DE LA...SUERTE

Niccoló Paganini  Sonata Nº 6
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Lelo, así lo conocen en la plaza mayor, y Lelo…no es demasiado listo, deambula de un lado a otro de la Plaza Mayor, se para frente al “mimo” todito él de color bronce, que posado sobre su baúl del mismo color e inamovible, espera alguna moneda de los transeúntes. Son días de buena recaudación hay mucha gente en la plaza y el intenso frio en estos días de Navidad, dilata la solidaridad más que en cualquier otra fecha del año. De vez en cuando, el “mimo” le hace una reverencia y él sonríe. Después de varias horas va a ver a los músicos, pasa allí otras tantas hasta que por fin hacen un descanso. Vuelve a deambular y así un día tras otro ve llegar la noche y bajo un manto de estrellas desaparece.
Nadie sabe cómo se llama realmente, ni tampoco cuántos años tiene aunque en su actitud no aparente más de diez. No saben donde come, si come. Ni donde duerme, si duerme.
Hoy es 31 de diciembre. La plaza está llenándose de gente, el gran carillón dará con su música la entrada al nuevo año, Lelo espera este día año tras año, le gusta el gentío, la alegría que muestra la gente tras las campanadas, no le encuentra mucho sentido, pero se besan y abrazan aunque luego todo…siga igual.
Teresa tiene su puesto de castañas en la plaza y el frio que le viene tan bien a su negocio le va fatal a sus huesos. Lleva quince años con su pequeño puesto, que a duras penas le da para comer y pagar su licencia. Recuerda a Lelo casi desde el principio y desde el principio lo espera antes de recoger para darle un puñado de castañas que le calienten las manos e incluso el estómago, pero lo que no sabe Teresa es que día tras día, le calienta también el alma.
Lelo se acerca al puesto de Teresa
-¿Teere como saaben las uvas?
-¿No sabes como saben las uvas?
-…las oo..tras sí, pero las dedede “la suerte” no.
-Mira Lelo, con estos 1,50€ te dan dos paquetitos de uvas para los dos y yo me las tomo hoy contigo.
-Grgracias Teere
A Lelo le cuesta abrirse camino entre la muchedumbre que ya abarrota la plaza con sus dos pequeños cucuruchos de celofán amarillo de “uvas de la suerte”. Tere ya casi tiene recogido el puesto, enrosca su toquilla de lana alrededor del cuello, quedan aun veinte minutos para la medianoche.
Mira a Lelo que la espera sentado en la escalinata del porche y…
-Lelo no, aun no te las comas (ya lleva al menos tres o cuatro) aún quedan quince minutos.
-No importa Tee..re yo ya no puedo tener mas suee..rte, yo…ya tee…engo muucha suerte de que t…ú seas mi amiga y que mucha gg..gente de la plaza me quiere.
Teresa pensó que ella también tenía mucha suerte, se sentó en la escalinata y se comió las uvas con Lelo y luego lo abrazó
-Gracias Lelo.

domingo, 19 de diciembre de 2010

Una pequeña aportación personal, para felicitaros estas Fiestas.
Si falta alguien no es que haya querido excluirlo, sino que se me ha perdido en el proceso sin quererlo.

FELIZ NAVIDAD A TOD@S LOS QUE ESTÁIS Y A LOS QUE FALTEN


miércoles, 15 de diciembre de 2010

Historias de Ascensor
Convocatoria literaria "Este jueves un relato"

Sé que me ha salido largo, pero os juro que hay, no uno, sino tres ascensores.
Me esperan unos días muy ajetreados y no voy a poder escribir, pero siempre sacaré un rato para leeros.
FELIZ NAVIDAD a tod@s



CUENTO DE ASCENSOR

Javi y Carlos no levantaban la cabeza de su bol de cereales, la noche anterior los habían oído discutir y no estaba el horno para bollos como decía su madre. Ella dejó el puesto de responsabilidad que tenía en la empresa por una responsabilidad mucho mayor, su hijo Carlos, el pequeño que ahora tenía seis años empezó a tener problemas de psicomotricidad a los dos, ahora apenas andaba y no contenía sus esfínteres, ante esta situación ella determinó quedarse al lado de su hijo. Tenían que operarlo y tenía todas sus esperanzas puestas en ello, habían ido de médico en médico pero lo más posible es que Carlos pasara el resto de su vida en una silla de ruedas, le habían diagnosticado una espina bífida congénita pero no había dado ningún síntoma antes de los dos años. Ella tenía sus esperanzas puestas en ese especialista pero Javier había tirado la toalla, hacía cuatro médicos, cuando todos coincidían en que la única perspectiva para Carlos era la silla de ruedas.

Javier se había centrado en su trabajo, Lena con los niños cada vez lo sentía más distante, cada vez llegaba más tarde, no quería hablar de nada que no fuera su trabajo y su vertiginoso ascenso en el mismo, si Lena quería comentarle cualquier cosa de lo acontecido en el día, decía que estaba cansado, parecía que cualquier pequeño progreso de Carlos en su fisioterapeuta no le importaba, Lena se encontraba cada vez más sola en ocasiones se acostaba sin que él hubiera llegado y cuando se despertaba muchos días, él ya no estaba.

Había cambiado, ella se encontró de la noche a la mañana viviendo con un extraño, extraño para los amigos, en el trabajo. Ahora tenía un puesto de subdirector general en la empresa, había gestionado compras millonarias de bancos extranjeros y eso le había hecho subir como la espuma, siiii, había subido hasta la planta 27, solo tenía al director general por encima en su cargo y en el edificio en pleno Paseo de la Castellana. Se había vuelto ambicioso, egoísta y egocéntrico. Los que habían sido sus amigos…ya no lo eran, los que habían sido sus compañeros procuraban no encontrarse con él ni en el ascensor, así que todos los empleados por debajo de la planta 10ª usaban la escalera y de ahí a la 27ª no les quedaba más remedio que subir en el ascensor pero aún así cogían el de servicio siempre que podían aunque tuvieran que compartirlo con la enceradora de aquellos resplandecientes suelos de mármol blanco.

Javier era bien parecido, sin ser guapo era interesante, sus patillas peinaban las primeras canas de un cuarentón, su mirada verde se había tornado más oscura triste y entre sus dos cejas una arruga vertical que se hacía cada día más profunda ante sus constantes gestos de desaprobación, contrariedad, cansancio y mal genio.

Metió directamente su BMW serie 8 en el aparcamiento, se bajó del coche y le tiró por los aires las llaves a Benito, el encargado para que se lo aparcara. Benito aun dando casi un salto las dejó caer lo que hizo que Javier se diera la vuelta “Benito, ¿eres gilipollas? ¿Estás dormido o qué?”

-No señor lo siento, es que no me ha dado tiem….

-Si es que ya estás mayor joder, habrá que ir pensando poner a otro.

Javier, ni miró hacia atrás, se dirigió a los ascensores que subían desde las tres plantas de aparcamiento a la planta calle, allí se sintió mareado, se miró en el espejo y tenía mal color, se ajustó la corbata y sintió como si el cuello de la camisa le quedara amplio, atusó el pelo con prolijidad, se compuso, salió del ascensor y atravesó el vestíbulo del edificio, los de mantenimiento estaban poniendo luces a la entrada del edificio habían recortado los bog de las jardineras exteriores dándoles artística forma de pequeños abetos a los que habían puesto luces y subidos a una gran escalera colocaban las luces navideñas de la gran bóveda del vestíbulo, algunos empleados se arremolinaban en torno a los de mantenimiento, unos observando, otros orientando si más aquí o más allá esta luz o la otra. Miró por un momento, todo aquel despliegue le parecía tan absurdo. Carraspeó, lo que alertó a los de última fila que sin rechistar empezaron a volar a sus puestos. Al ver movimiento los demás fueron dándose cuenta y tomaron la de Villadiego como suele decirse. No se encontraba bien y se dirigió al ascensor, tras él entraron Simón y Sandra que en otro tiempo habían compartido muchos almuerzos con él y con Lena cuando ella aún trabajaba, luego pasó lo de Carlitos y Lena decidió quedarse en casa, Simón y Sandra habían sido sus paños de lágrimas cuando el diagnostico de Carlitos le partía el alma cada día y ahora…apenas contestaba la mayor parte de las veces a su saludo, apenas los miraba. Lena le había contado que Simón se había separado y lo estaba pasando mal, pero nunca se interesó por su estado, Simón y Sandra querían mucho a Carlos y también a Javi pero hablaban con Lena para saber de ellos, si en algún momento le habían querido sacar el tema de cómo estaba Javier de cómo había cambiado, Lena trataba de disculparlo pero al final terminaba llorando así que habían decidido no tocar el tema. Subieron en el ascensor hasta la segunda planta. Había junta de accionistas, Sandra atinó a preguntarle si bajaba, sujetando la puerta automática del ascensor, y él dijo que no,-¿pero bajarás luego?

-No lo sé

-Feliz Navidad Javier, por si no te veo dale un beso a Lena y a los niños.

La puerta del ascensor se cerró y Javier se volvió para verse de nuevo en el espejo. En la tercera, volvió a pararse ¡¡joooder!! Tenía ganas de llegar al despacho, aflojarse la corbata, quitarse los zapatos y posar los pies sobre la esponjosa alfombra persa, (que se hizo traer de Kashan cuando tomo posesión de su despacho en la 27ª). No reconoció a nadie en aquel anciano, llevaba una pequeña ramita de acebo, con sus bayas rojas que le recordó a otro tiempo y sin querer, centro en la pequeña plantita su mirada y su pensamiento, el anciano se la tendió con una sonrisa y el reaccionó y volvió de su ensimismamiento. Con una mirada despectiva le dio casi la espalda y al mirar de refilón al espejo no vio al viejo, volvió rápidamente su mirada hacia la puerta y él, estaba allí, con él en el ascensor, seguía sonriente y sostenía la pequeña ramita entre sus manos, ya aún más pálido, volvió a mirar al espejo no vio al viejo pero el espejo se abrió como si de una puerta se tratara, a su espalda oyó la voz del anciano que le habló por primera vez

-Entra Javier, entra.

-No ¿qué es esto? tengo prisa

-Pasa hijo pasa y acompáñame.

-Jooooder ¿Quién eres? Esto parece el cuento de Charles Dickens, y no estoy para cuentos.

-Sera un momento, pasa y mira.

Al salir del ascensor desapareció el suelo bajo sus pies, era el comedor de casa, Lena estaba preciosa con aquel batín de raso negro que se pegaba a su cuerpo como una caricia, era Nochebuena, habían vuelto de casa de sus padres y los niños se habían dormido en el coche, los habían subido a su habitación con sumo cuidado, como ya tenían cierta experiencia les habían puesto el pijama en casa de los abuelos, encima el abrigo y los habían envuelto en una manta, Javier puso a Javi sobre su cama le quito el abrigo y las zapatillas y lo arropo bien, a Carlitos lo habían devuelto a la cuna, habían probado ya su camita pero se caía y llevaba con un poco de retraso lo de hacerse pis, así que aun dormía con pañales, se quedaron mirándolos un rato, se miraron ellos ,se sonrieron y Javier con esa mirada que solo le conocía cuando la pasión lo encendía le dijo en un susurro y empujándola hacia el pasillo

-Vamos princesa que hoy te voy regalar una muñeca

-Jajaja mira que eres, aún tenemos que poner los regalos en el árbol y mañana ten seguro que estos nos hacen madrugar.

-Ya le he dicho a Javi que nos despierte antes de bajar que tendremos que bajar también a Carlitos.

-¿Sí?, ¿se lo has dicho? no quisiera perderme sus caritas, es el primer año que Carlos es consciente, quiero grabar su carita cuando vea los juguetes… ¿has puesto a cargar la batería de la cámara?

-Luego, luego, ahora vamos a encargar tu regalo jajaja te voy a hacer una niña.

-Pero mira que eres tonto, si en realidad el que quiere una niña eres tú. ¿No ves que soy la reina de la casa y tengo tres hombres para que me mimen a mi sola?

Paso la mano por su cintura acariciándola sobre aquel suave raso negro y la puerta de su habitación se cerró tras ellos.

Abrió los ojos, los cerró y los apretó como si quisiera salir de un sueño, como si quisiera simular que le escocían y que por eso estaban llenos de lágrimas, estaba de nuevo en el ascensor con aquel viejo, el numero verde que marcaba el piso donde se encontraban parpadeaba y no mostraba que planta era. Quiso tocar el timbre de la alarma y el viejo le sujetó el brazo en el aire, el ascensor subió muy deprisa sintió que el estómago se le bajaba a los pies y de repente se le subió a la cabeza en el momento que paró bruscamente. Esta vez no salió del ascensor por el espejo fué como si este le presentara una película. Él era casi el mismo, ya pintaba algunas canas pero su cara estaba demacrada, sus ojeras eran profundas, Lena llevaba a Javi de la mano y el llevaba en brazos a Carlitos. Fue cuando volvieron de EEUU, Carlitos que había empezado a andar, ya no andaba y sus esfínteres habían dejado de funcionar de una forma voluntaria. Fueron unas Navidades tristes, no les daban demasiadas soluciones para el problema de Carlos, estaban cansados de ir y venir de especialista en especialista. Ante el problema de Carlos, había desaparecido la magia entre ellos .Cuando él lloraba, Lena estaba allí para consolarlo, cuando Lena lloraba, estaba sola, siempre estaba sola. Él se centró en su trabajo y vio a Lena en la ventana a su pasado que le presentaba aquel espejo, de un especialista a otro, de un fisioterapeuta a otro, en ocasiones dejaba a Javi en casa de los abuelos, otras en el colegio, otras los llevaba a los dos. Vió en aquella ventana que Lena había estado sola la segunda vez que operaron a Carlitos, él estaba muy ocupado con sus transacciones, subiendo y subiendo plantas en la empresa, sumando y sumando dividendos a sus acciones, se vio llegando al hospital (cuando su hijo estaba ya en la UCI) con alguna copa que había tomado con unos clientes italianos después de cerrar una operación sustanciosa para la empresa y para su ascenso. Trató de besar a Lena y ella le volvió la cara en un gesto de absoluto desprecio.

Miró hacia atrás para hablarle al anciano y el espejo cerro la ventana a su pasado. Javier le preguntó si aún podía arreglar aquello y el anciano no le contestó

-Me odia ¿verdad? Lena y mis hijos me odian.

El ascensor volvió a arrancar del tirón y volvió a ponerle el estómago del revés. El espejo se abrió de nuevo como una puerta, volvió a salir al comedor de su casa, el árbol de Navidad llegaba hasta el techo y estaba lleno de luces…él no lo había puesto los últimos dos años. Lena ponía algunos juguetes bajo la chimenea de cuya embocadura colgaba preciosas ramas de acebo llenas de bayas rojas.

No había nadie en el salón, se abrió la puerta de la casa y entró Javi ¡¡Santo cielo como se parecía Javi a Lena tendría unos 17ó 18 años, era un hombretón

-Mamá ya estamos aquí

-Ya bajo Javi, ve llamando al abuelo y dile que ya salimos

Con Javi entraba una chiquilla preciosa de unos 9 años, él la levantó por los aires y su risa sonaba a cascabeles. Por la escalera bajaba Lena acabando de sujetar uno de sus pendientes. El brillo de su pelo seguía cayendo en cascada sobre sus hombros, los aproximadamente diez años que habían pasado le habían favorecido, tendrá unos 47 años y es una mujer espectacular, siempre lo fue.

Entonces entró desde la calle Carlitos ¡¡Carlitos!!nooo Carlos, tiene 16 años lleva una muleta y es más alto que Javi, ¿al final lo volvimos a operar? Javier se volvió hacia atrás para decirle al anciano cuanto se parecía Carlos a él cuando escucho a la niña llamar mamá a Lena… ¿tuvimos una niña? ¿esa es mi muñeca?¿y cómo se llama? ¿Y dónde estoy yo? .El anciano no contesto. Sonó el teléfono Lena lo cogió, hablo…mimosa como ella solía hacerlo y se despidió con un…”yo también te quiero” Jeje rió Javier a pesar de la incertidumbre, no quería que el anciano cerrara el espejo, ver a Lena, a Javi a Carlitos a…a…Sandra dijo el anciano, Sandra como su madrina, como la amiga de Lena…

-Como nuestra amiga corrigió Javier.

-No, Sandra no es tu amiga, ni su marido Simón tampoco ni….

-¿queeeee? ¿Qué Sandra se ha casado con Simón?

-Ni Lena es ya tu mujer, te dejó hace tiempo y no pareció importarte, tus amigos te dejaron también y tus hijos no guardan muy buenos recuerdos de los últimos años que pasaste con ellos, Lena no te dijo que estaba embarazada hasta estar de cuatro meses y tú no te habías dado ni cuenta. Sandra nació cuando ya estabais separados, poco después operaron a Carlitos en Barcelona después de litigar contigo durante meses para conseguir que firmaras la autorización. Al final todo salió bien, incluso mejor de lo que cabía esperar. Ahora no era contigo con quien hablaba, es una mujer buena joven y hermosa, solo un necio la dejaría escapar.

El espejo del ascensor cerro de nuevo aquella ventana que le había abierto al futuro. La luz del ascensor parpadeó

Javier se dejó caer sobre su espalda abatido, sus ojos estaban llenos de lágrimas y no entendía cómo podían haber cambiado tanto las cosas.

-Dime que estoy a tiempo,¡¡dime que tengo tiempo para cambiar las cosas!!No sé cómo he llegado a ser quien soy ahora,¡¡Dime que no he perdido a mi familia, a mis amigos!!Dime…

La luz del ascensor volvió a parpadear, el anciano miró los relucientes tubos del techo.-Se acaba mi tiempo

-No, espera dime qué puedo hacer…es Navidad pero dime en qué año estamos…

La luz se apagó…Javier subía en el ascensor planta 18, 19, 20, 21 y sin parar hasta la 27, se sentía adormilado. Recordaba que se había subido con Sandra y Simón y que ellos se habían ido a la junta de accionistas. Recordó que se había subido un anciano…o no se había subido nadie, ¿lo había soñado? estaba de pié, no se habría dormido de pié viendo como los dígitos que señalizaban las distintas plantas se habían parado frente a su despacho ¡clin! sonó al abrirse la puerta.

Al salir del ascensor tropezó con algo, lo recogió del suelo, era la pequeña ramita de acebo…que…el viejo…

Entró en su despacho casi corriendo, sonrió y felicitó la Navidad a Felisa, su secretaria que se quedó perpleja, abrió y cerró los ojos como no creyéndose que el que había entrado era Javier, su jefe.

-Felisa encanto pásame con las sala de juntas

-Si Javier enseguida

-¡ah! Y anula todas las citas de hoy…hasta el 8 de Enero. Luego llamas a mi casa y le dices a Lena que me espere, que voy para allá. No, mejor me la pasas.

-¿Pasa algo Javier? ¿Está bien Carlitos?

-Sí, si Felisa no te preocupes, es que…es Navidad

Habló con la sala de juntas, Lena no cogió el teléfono, salió del despacho corriendo, Felisa vete a casa, es Navidad, tendrás cosas que hacer, tus hijos ya están de vacaciones ¿no? Pues vete y no vuelvas hasta el día 8, y se despidió dándole un beso en la frente.

Se dirigía al ascensor…volvió sobre sus pasos y cogió la escalera, no quería encontrarse al abuelo, con lo que había visto le bastaba, y se sentía bien con el nuevo Javier ,no se reconocía, de un tiempo a esta parte. Recordó al Javier que fue algún día. Pasó por la sala de juntas, habló en el rellano con Sandra que se quedó atónita viendo cómo se alejaba. No daba crédito. Una sonrisa se había quedado helada en la cara de su amiga que no era capaz de reaccionar.

Al atravesar el vestíbulo, vio a los de mantenimiento que ya retiraban la escalera

-Está precioso, lo habéis dejado precioso .Feliz Navidad a todos. No os vayáis tarde, seguro que aun tenéis compras que hacer.

Bajo por la escalera de servicio al garaje. Benito lo vió llegar y salió de su cabina corriendo con las llaves en la mano

-Perdón señor esta maña…

No le dejo terminar, -lo siento Benito lo siento, no te he tratado bien, llevas aquí toda la vida y soy un imbécil perdóname tu a mí, lo de hoy…lo de otros días…de verdad Benito que lo siento y necesito que me perdones…

Benito miró hacia atrás porque no estaba seguro de que se dirigiera a él. Javier también miró la cabina de cristal de Benito…el reflejo del anciano del ascensor…le devolvió una sonrisa.

En la calle la gente de un lado a otro, los villancicos, se sentía tremendamente feliz, aparcó el coche en un subterráneo del centro, era imposible circular pero no le molestaba ni la aglomeración de gente, sentía la Navidad hasta en la piel. Llamo a Lena al móvil pero tampoco le contestó. No sabía hacia a donde encaminar sus pasos, llegando a la plaza de Callao había más bullicio, montones de niños, locos por la magia, canciones, villancicos, puestos de dulces en cada esquina. Volvió a marcar el móvil de Lena, esta vez sí lo cogió, estaba en el puesto de la esquina, mientras seguía hablando con ella e intentaba escucharla entre tanto jaleo, corría entre la gente hacia el puesto de algodón dulce. Cuando llegó y se vió frente a ella, aún no habían colgado el teléfono .Carlos se desengancho del cuello de su madre para agarrarse al de su padre, Javier sonrió al ver como se abrazaban y así recorrieron las calles, sin sentir el frio. Ella supo que él nunca se había ido del todo, siempre esperó que volviera. Javier miró hacia el ascensor de un hotel de esos que van por fuera de la fachada, estaba subiendo y un anciano con una ramita de acebo entre sus manos le sonrió desde las alturas.

-¡¡Ah!! Lena, le he dicho a Sandra y a Simón que vengan a cenar con nosotros esta noche y así ven a los niños. Javi empezó a dar saltos de contento.


Más subidones en casa de GUS

ENYA -The Spirit of Christmas Past

miércoles, 8 de diciembre de 2010

¿A qué animal te gustaría parecerte?
Convocatoria literaria "Este jueves un relato"

Recuerda mi madre (yo, la verdad es que no) que un día volviendo de comprar el periódico con mi abuelo (era la nieta mayor) él volvía indignado, yo lo acompañaba por aquello de que el señor Nazario, el del quiosco, siempre me regalaba alguna golosina. Mi abuelo, un señor a la antigua usanza, entraba por la puerta no enfadado pero si contrariado, dolido en las virtudes o integridad que se suponía habían inculcado a su nieta.
Nada más y nada menos que le había dicho que quería ser pajarito para VOLAR, “¡¡Eso es lo que se les inculca ahora a las niñas, libertad!!”, “mira tu hija lo que viene diciendo, que quiere volar”.
Mi madre se ríe recordando la cara de su padre ante lo que casi le parecía una desgracia cuando yo apenas contaba cinco o seis años…!!VOLAR¡¡
Varada en la orilla, con la quilla clavada en la arena desde hace tiempo. La siento mía, la recorro de proa a popa, de babor a estribor. De su casco esquelético asoman sus cuadernas a modo de costillas, no queda nada del puente, del pequeño atunero no queda nada y no fue hace tanto tiempo cuando las fuertes olas hicieron golpear al pequeño buque contra el rompiente. Siempre viajaba con ellos, aquel día no, aquel día fué cuando dada mi actitud, mis hermanas me expulsaron de la bandada del puerto. Siempre me esperaban al amanecer antes de zarpar, me veían en el palo mastelero con mis ansias de libertad, de volar lejos pero aquel día zarparon sin mí.
Su motor se ponía en marcha y su proa rompía las olas a sotavento, la espuma se levantaba y caía sobre el puente con toda su fuerza. Cuando sus poleas arrastraban sus redes, llenaban de pescado el puente donde lo seleccionaban, me llevaban mar adentro, donde la mar era de un profundo azul oscuro y en el horizonte se juntaba con el cielo.
Mientras faenaban agitaba mis alas a modo de saludo y partía, volaba alto, tan alto que me perdía ante sus ojos luego en una caída vertiginosa llegaba a acariciar el mar, a arrastrar en las plumas negras extremas de mis alas el yodo y la sal, paralizados sobre el puente me observaban mientras volvía a lanzar mi vuelo dibujándoles estelas en aquel cielo azul. No era mi mayor preocupación el alimento pero en mis caídas podía vislumbrar plateados reflejos en el agua que me lo proporcionaban.
Ha pasado algún tiempo desde entonces. Ahora lanzo mi vuelo desde el acantilado cuando apenas amanece, sobrevuelo atuneros que faenan y me proporcionan un soporte en la cruz de su mástil al atardecer, vuelo, juego en el aire, ya nos conocemos, encrespado el mar vuelo hasta ellos, el viento que acaricia mis alas se agita y se hace violento saben que si no estoy volando estoy anunciando el temporal y por ello me saludan y me llaman Juan, Juan Salvador Gaviota.




Otros animales y bestias en la cueva de GUS

viernes, 3 de diciembre de 2010

Receta del Pavo al Whisky

Visto el éxito de la tortilla de patata, el comentario de Gus y la buena pinta de las galletitas de Verónica, y aunque algunos ya la conoceréis, tomar nota para estos días que vienen.
Con cariño para tod@s

Receta del Pavo al whisky
Ingredientes:

•Un pavo de tres kilos
•Una botella de whisky
•Unas tiras de panceta
•Aceite de oliva
•Sal y pimienta
Receta (15 pasos):




Paso 1 – Rellenar el pavo con la panceta, atarlo, salpimentar y echarle un chorrito de aceite, de oliva claro.

Paso 2 – Precalentar el horno a 180 grados durante 10 minutos.

Paso 3 – Servirse un vaso de whisky para hacer tiempo.

Paso 4 – Meter el pavo en el horno.

Paso 5 – Servirse otro vasito de whisky, bebérselo y mirar el horno con los ojos ligeramente extraviados.

Paso 6 – Boner el terbostato a 150 grabdos y esberar veiiinte binutos, hip.

Paso 7 – Como no tedbina, servidse odro vaso, hip. Que sean dros vasos mejod…. hip.

Vaso 8 – Al cabo de un drato, hornir el abro bara condrolar y echar un chodretón de pavo al güisqui y odro vasso de güisqui pada el cocinerod, hip.

Baso 9 – Darle la fuelta al rabo, cabo, babo (pasa calabra, pasa la cabra), quiedo decid al pavo y pilladse la mano al cerrar alorno, bierda…. Odro vasso pada el dolor.

Passsssoo 10 – Intentarr sentarrrrsse en una silla y serbirrrsse unossss cuantos chupitosssssssss bientras pasan los binutos. Hip.

Parsso 11 – Retirar el babo del horrrrno… Luego, regoger el pravo del… suelo con un tlapo, empujándolo a un plato, bandeja o ssimilarrr. Hala todo el suedo manchado.

Faso 12 – Dromperse la crissma al resfalar en la grasssa.

Paaasso 13 – Intendar levandarse sin soltarr la booodella y dras varios indendos, decidir que en el suelo s’está de gojones. Haaablemos del mineralismo, hombre ya. Hip.

Aso 14 – Aaapurar la potella y adrastarse jasta la gama. Dormirse vientras todo gida.

Caso 15 – A la mañana siguiente, tomar abundante café para el inexplicable dolor de cabeza, comerse el pavo frio con un cazo de mayonesa. El resto del día dedicarlo a limpiar el estropicio que alguien ha organizado en la cocina. ¿Y toda esa grasa del suelo?

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Cambio de senda
Una Convocatoria Literaria: Este Jueves un Relato

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"Por una cabeza" Carlos Gardel

Aquí me encuentro, después de escribir y borrar varias entradas sobre ese tema propuesto por Cas. Cada vez que me siento a escribir, borro, cambio de senda y vuelvo a empezar. Es miércoles por la noche. He cambiado de senda unas cuatro veces desde el lunes por la tarde. No es que tenga mucho tiempo pero lo intento. Normalmente la historia de lo que escribo se gesta en mi cabeza, la idea de lo que quiero contar nace ahí y luego el desarrollo viene solo, las palabras fluyen y mis dedos las van plasmando frente a un teclado que no es mi mejor amigo porque escribo con dos dedos, pero van saliendo solas y plasmando lo que quiero contar. En estos dos días he gestado, cambiado de senda y abortado varias historias, las musas se han ido, me visitaban a menudo pero ellas son las que han cambiado de senda, yo no, yo sigo aquí esperándolas, el frío ha embarrancado los caminos, las distintas sendas por las que venían a mí, vamos ¡¡que ni con cadenas!! ahora está de nuevo helando, ahora…ya no las espero, así que ante su ausencia…soy yo quien cambia de senda…me voy a hacer una tortilla de patatas para la cena y en breve comenzaré a leer y comentar vuestros escritos.
Un beso a todos y que las musas os acompañen

Buscar otras sendas en casa de GUS

miércoles, 24 de noviembre de 2010

"Partes Traseras"
Una Convocatoria Literaria: Este Jueves un Relato

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¡¡Cuánto dan de sí los culos!! , bueno claro que unos más que otros, grandes, pequeños, gordos, respingones, planos… ¿culos? ¡¡culoooos!!
¿Hablamos de esa parte de la anatomía donde la espalda pierde su digno nombre? ¡¡Que antiguo!! Ahora decimos culo…culO…cuLO…cULO…CULO, CULO, CULOOOO. ¿Quién introduciría en el diccionario de la real academia una palabra tan esdrújula como “pompis”?. entendiendo por esdrújula que tenga que sonar bien al oído. ¿Trasero? al menos viene detrás.
Todos tenemos culo, hombres, mujeres, animales, botellas, coches…y un sinfín de etcs. No voy a hablaros del culo de la botella. Os hablaré de ese, ese culo de los hombres en cuestión, y no digo hombres como genérico (que de eso ya se encarga la ministra de igualdad porque no hay cosa más importante que resolver en este país) digo hombres al referirme al sexo masculino de esta maravillosa nuestra especie.
¡¡Ayyy el culo de nuestros chicos!! Esa sinuosa curva de ondulación variada pero no menos atractiva por ello en las distintas complexiones masculinas, esa curva muchas veces coronada por idílicos hoyuelos que nos deleitan.
Una sonrisa, la mirada, las manos todo ello es importante a la hora de la seducción, tu tono de voz, un agradable aliento, un susurro que me cosquillea en la oreja, ese escalofrío que me produces…pero ahora…acércate a la barra a pedir otra ronda, acércate al aseo o simplemente a saludar a ese amigo que acaba de entrar y dame la espalda, ¿Qué digo? ¿La espalda? No dame tu culo, que yo te observe mientras caminas, que pueda mirar tu culo e imaginar cómo es bajo ese vaquero, si te queda justo y marcando, dibujando tu anatomía, o queda holgado sobre tus nalgas, déjame imaginar esos hoyuelos que lo coronan, deja que sueñe en como mis manos bajan desde tu espalda y vuelven a ascender sobre tus nalgas acariciando la hendidura que las separa, déjame imaginar…agarrando tu culo con ambas manos …apretándote contra mi…girando sobre nosotros sin soltarte…

-¿Puedo sentarme?
-claro que no… si, si claro, perdona.
-¿Cómo te llamas?
-Lujuria…quiero decir Nuria.



Más partes traseras en casa de GUS

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Relaciones Paterno-Filiales
Una Convocatoria Literaria: Este Jueves un Relato

MI FAMILA Y UN POCO MAS DE MI

No sé por dónde empezar. Bueno empezaré diciéndoos que creo que he sido, o soy, mejor madre que hija, con esto no puede una decir una que sea buena madre (cosa que por otro lado intento) pero eso quizás les correspondería decirlo a los hijos. ¿Conflictos? muchos, como hija y como madre. La historia se repite, intenta una no repetir los mismos errores que por otro lado cree que cometieron sus progenitores (nunca con intención, por eso son errores) y la mayor parte del tiempo, lo consigue aunque cometa otros en su lugar.

Sí aprendí de mis padres valores como el respeto por encima de todo, el respeto a ellos, a mis profesores, a mis mayores, a mis compañeros, vamos…el respeto ante todo.

Aprendí a mentir jajaja y lo hacía como la mejor, la educación por ellos recibida estaba llena de tabúes, prohibiciones y “pecados” así que me libré de muchas mintiendo. Unas veces me “pillaban” y otras no. Ahora sigo creyendo que mereció la pena. ¿Para qué darles disgustos innecesarios? Éramos cinco y ya tenían muchas cosas de las cuales preocuparse.

Aún así perdí la cuenta de bofetones y cachetes, algún que otro “zapatillazo” (no existían los malos tratos en nuestro vocabulario aunque te dieran un par de zapatillazos por llegar a las 11h en vez de a las 10h)era mala estudiante algo a lo que en mi casa se daba prioridad (también recibí alguna que otra por ese lado o por hacer “pellas”), era revoltosa, trasto, pero no mala. Mi mundo eran los caballos, ahí si destacaba, los perros y gatos abandonados eran mi prioridad ante la clase de mates o lengua lo cual me acarreó no pocos disgustos. Aun con todo, era la mayor y tenía una relación especial con mi padre al que adoraba y perdí muy pronto.

Como madre (como padres) creo que lo he hecho distinto, ya no digo que mejor como he dicho antes, pero si diferente.

Fui madre por primera vez a los 26 y por segunda vez a los 27, mis hijos, chica y chico por este orden, se llevan quince meses (siiii la consabida parejita, no era mi intención pero el segundo llegó demasiado pronto y me planté) como nunca hubo un tercero en discordia (no sé si por eso) se llevan de maravilla, no ha habido peleas nunca, sí, he dicho nunca. Se han protegido mutuamente de los demás y se han guardado las espaldas el uno al otro, incluso ante nosotros (nunca se han “chivado”) eso me ha hecho sentirme orgullosa de ellos. Claro que han hecho trastadas y está claro que donde no hay un tercero, ha sido uno u otro o si no, los dos. Si me han llamado del colegio o del instituto, siempre ha sido por la niña cuya faceta en los estudios ha sido muy similar a la mía, (en ese sentido le costó madurar hasta el segundo año de facultad) pero nunca por un conflicto con compañeros, una falta de respeto o una mala conducta que no fuera ser una charlatana en clase.

En casa no han existido tabúes, han aprendido de tolerancia, de justicia e injusticia, se ha tratado la religión pero no se les ha obligado nunca a decantarse, se ha hablado siempre de todo, (para lo cual he tenido que educar primero a mi marido que era un poco más “carrocilla” para según qué cosas) hay cosas que mis hijos hablan solo conmigo y luego yo se las hago saber pero incluso me parece bien que exista ese escalón más, para el respeto hacia su padre.

He procurado ir por delante de ellos en las situaciones que se podían presentar en cuanto han empezado a salir con pandilla, en las relaciones chico-chica, drogas, sexo y rock and roll (en determinados momentos en clave de humor) ahora con 21 y 22 años creo que tienen la cabeza muy bien amueblada de lo cual me siento orgullosa. Siempre dando una de cal y otra de arena, somos amigos pero NO colegas, siempre hay un escalón, el del respeto porque ante todo somos padres.

Creo hemos hecho conjuntamente una buena labor como padres pero eso el tiempo lo dirá.

.-Algunas anécdotas o preguntas de nuestros hijos ante las cuales se nos queda cara de “gilipollas”:

-Laura 8 años, estudiando algo de geografía; “mami pero ¿una cordillera no es una señora que se enamora de otra señora?”Con 8 años explícale que esa no es la palabra adecuada para denominar la homosexualidad femenina. (Cara de gilipollas)

- Manu 10 años; “¿mamá tu eres virgen?” (Otra vez cara de gil….) pues…no se espera que lo piense y luego te lo explico.

-Laura 16 años;”mamá tu ¿a qué edad perdiste la virginidad?” es parecida a la anterior pero no tiene nada que ver, (varía la edad y el contexto) por un lado quieres decirle que mucho mayor que ella, por otro quieres decirle que mayor que ella pero no mucho, por otro lado quieres decirle que qué es eso de la virginidad… (Cara de gil…)Mejor vamos a tener una charlita al respecto.

¡¡Pero es que ¿todas las preguntas van a ser de sexo?!! Casi…

-Manu viaje de final de bachillerato 16 años (se hace en primero porque en segundo tienen la selectividad)

-Mamá creo que llevo poco dinero

-Hijo es que ya está bien, si lo tienes todo pagado

-Bueno todo, todo no jajaja (risitas con su hermana) es que no me da ni para condones. Jajaja (mas risitas) él, aclara que es un decir, que quien dice para condones dice para otra cosa.

-Ah pues eso díselo a tu padre jajaja (ahora la que me rio soy yo, como no, su hermana también.

-Ni de coña… (las chicas volvemos a reírnos)

-Si se lo dices, independientemente de lo que él te dé yo te doy 20€ más. jajaja. Laura se troncha. (aclaro que lo que tiene que pedirle es para condones)

Laura y yo nos escondemos, teníamos que estar seguras de que se lo decía y ese por 20€ canta la Traviata, (no le gusta nada la ópera). Da varios paseos al salón donde su padre en el sofá revisaba el correo, vuelve, jajaja nos reímos de él, vuelve a ir y así tres o cuatro veces,( hay que contar con que es mas vergonzosillo que la cara dura de su hermana) En dos horas, sale el Bus desde la puerta del instituto al aeropuerto “ahora o nunca”

-Papá, es que con el dinero que llevo…es qué…es qué…necesito algo mas para condones.

La cara de mi marido no la pudimos ver bien para no delatarnos, escuchamos el silencio y al momento el… “¿PARA QUE?” Casi nos delata la risa, a mi marido siempre le ha dado un poco llamémosle de pudor, tratar estos temas con sus hijos. Ahora ya lo tenemos acostumbrado.

El caso es que le soltó 50 pavos, lo que no se cuantos condones quería que se comprara el chiquillo para seis días.

Durante la comida hablamos de todo un poco, pero lógicamente no se habló del tema, del viaje, del hotel, de las gamberradas, de si llevas esto y lo otro del examen que había hecho Laura esa mañana, de fulanito y menganito. Los chicos recogían la mesa y yo fui a preparar el café. Entonces Manu nos contó en la cocina que en un principio su padre al oírlo no levantó la cabeza de la correspondencia, luego le recomendó que pensara con la cabeza, y le especifico que se refería a la cabeza que tenia sobre los hombros, y que no bebiera alcohol, que había que saber pasarlo bien sin hacer tonterías (él siempre en su línea), pero es verdad que si él no pusiera la sensatez la tendría que poner yo, que aunque la pongo, me cuesta y también me pongo mas en el lugar de ellos.

Solté los 20€ que venían a ser de la apuesta y mi hijo se fue de viaje tan contento destino Atenas (a nosotros como mucho, nos llevaban a ver la catedral de Burgos)

Mi marido…ni pio, esperaba yo que en el momento que nos quedáramos solos me lo diría, pero no. Sé ve que lo guardaba como un secreto entre su hijo y el. Pasados dos o tres días hablando de que el chico había llamado desde Olimpia, le pregunté si no tenía nada que decirme, estaba dispuesta a descubrirme, al principio dijo que no, así que al final le conté la trama jajaja se tronchaba y decía que creía que me lo había dicho…, ya, seguro .

Al regreso de mi hijo le pregunte (como siempre en clave de humor) si con 70€ había tenido para suficientes condones.

A parte de esto he regañado, castigado e incluso he dado algún cachete (creo que no los he traumatizado por eso) y aun hoy, siendo mayores de edad tienen mucho que aprender, pero aceptan bien las correcciones y los consejos aunque todavía ves algún “careto” de…que pesada es mi madre o que coñazo son mis padres, pero al menos ahora recapacitan y piensan en lo que les has dicho. La historia se repite, está escrito.

A LOS 5 AÑOS, MI PADRE ES DIOS, TODO LO SABE, TODO LO ARREGLA, QUIERO SER COMO EL

A LOS 15 AÑOS, MIS PADRES NO TIENEN NI IDEA SON UNOS CARROZAS Y NO SABEN NADA

A LOS 30 AÑOS, VOY A PREGUNTARLE A MI PADRE, A VER QUE LE PARECE

ALOS 50 AÑOS, ¿QUE HARIA MI PADRE?

Ya sabéis un poco mas de mi, por qué iba en esta ocasión a inventar una historia cuando tengo en casa la relación PATERNO-FILIAL que me gusta y de la cual me siento satisfecha.







Aquí más para todos los GUStos

NO SE DE QUE COLOR (dedicado a Maria José)

Como he leído por ahí algo de las bragas de Mafalda y esta chiquilla es mi ídolo pues ahí os dejo unas risitas.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Las Redes sociales
Una convocatoria literaria. Este jueves un relato.

REDES SOCIALES


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Llevaba mucho tiempo sola, la soledad y el silencio de su casa atrapaban cada vez más a María. Carla y Daniel, sus hijos, no sabían cómo afrontar el encierro de su madre ni su negativa cada vez más arraigada a salir de casa. Esta situación preocupaba cada vez más a sus hijos a los cuales el vivir en otras ciudades por su trabajo no les facilitaba estar tan encima de ella como antes .La llamaban a diario y su voz casi podría decirse que agónica les contestaba al teléfono. Hacía ya seis años que había enviudado y paulatinamente había ido sumiéndose en un abismo de tristeza, habían comenzado sus dolencias. Cuando vivía Pascual él siempre le decía que era como la coca-cola, “la chispa de la vida” y ahora nada la motivaba lo suficiente.
Carla la había apuntado a clases de Yoga, de cocina, iba dos días y abandonaba.
Aquella tarde Carla no se atrevía a llamarla porque no sabía cómo decirle que la empresa la mandaba a Chicago a hacer un Máster y que estaría sin verla hasta Navidad, llamó a Daniel quien se alegró mucho por el posible ascenso de su hermana en la empresa y le dijo que no le dijera nada hasta el sábado que irían a verla.
Lo tomo mal como era de esperar, Daniel y Lorena (su pareja) le dijeron que ellos irían todos los fines de semana y la animaron a que se fuera unos días con ellos a Salamanca a lo cual ya de entrada se negó. No quería moverse de su casa. Daniel le dijo que tendría que echarles una mano y le dieron lo que para ella sería una buena noticia. Estaban buscando fecha para casarse en primavera. María se alegro mucho por la noticia, no le gustaba que vivieran juntos “a lo moderno” y Lorena le parecía bien para su hijo, gracias a ella había terminado la carrera y había sentado la cabeza. Aún así el peso de la noticia de Carla estaba por encima de todo.
Le propusieron hacer un curso de informática Daniel le traería un ordenador ¡¡CON CÁMARA!! para poder hablar con Carla todos los días y además ¡¡podrían verse!! Lo del curso no le hizo mucha gracia pero si podía ver a Carla a diario…quizás lo intentara, con 66 años tenía que salir de ese agujero como fuera y muchísimas cosas de las que disfrutar. Aquello pareció ponerle las pilas, en el ayuntamiento le dijeron que los cursos estaban cerrados y que había lista de espera así que empujada por Carla se acercó a una academia. Al subir la escalera se encontró con Lola, una amiga suya a la que hacía tiempo no veía, Lola se alegro de verla y fue evidente, su marido se había jubilado e iban juntos a los cursos. Lola había querido sacarla de casa muchas veces pero acabó rindiéndose, tenía tres nietos y sus quehaceres y preocupaciones eran otros y cuando la había llamado para salir al cine o a tomar algo siempre le decía que ella no se encontraba a gusto con los matrimonios y sin Pascual. Habían salido muchas veces juntos y lo habían pasado muy bien. Estando con ellos notaba más su ausencia si es que eso era posible. Lola le comentó lo contenta que estaba con los cursos y la acompañó arriba, por la escalera volvieron a cruzarse con un grupo de jóvenes que salían también de la academia y que saludaron cariñosamente a Lola.
Ya subía más animada. Lola le presentó al profesor que sería un chico de unos treinta años muy agradable que le puso facilidades para todo y la animó. Maria salió de allí matriculada, al salir llamo a Carla y a Daniel desde el móvil y casi emocionada les dijo que empezaba el lunes.
El lunes le costó arrancar pero se duchó rebuscó en el armario y se “calzó” unos vaqueros y un suéter de angorina crudo. Se miró al espejo y se sintió bien hacia tiempo que no se miraba al espejo más que para peinarse. De ahí todo vino rodado, ella le explicó al profesor de la academia el por qué de su repentino interés en la informática y le dijo que no quería entretenerse, que lo suyo era por necesidad de tener un contacto más cercano con su hija a la cual estaba especialmente unida y que estaría unos cuantos meses sin verla. El joven atendió su demanda pero le dijo que al menos necesitaba un conocimiento previo al mundo de la red, que tenia cosas buenas, cosas malas y muchos engaños.
En el plazo de un mes María a diario se arreglaba y se iba a la academia, su necesidad de avanzar en conocimientos le hizo aprender deprisa, se miraba todos los días al espejo, iba una vez por semana a la peluquería y tomaba café a la salida de clase con compañeros y compañeras en el centro comercial.
Daniel le había llevado a casa un portátil para que fuera practicando y le había enseñado algunos trucos, páginas, le enseño a entrar en su cuenta del banco, y le mostró unos cuantos chat, le advirtió que no entrara ahí que era todo mentira y que no diera ningún dato que se le pidiera de claves, pin, o datos personales, empezaba su hazaña y estaba contenta.
En la academia con el profesor ya había abierto una cuenta de correo y el Messenger, Daniel le abrió una de Facebook porque Lola le había dicho que ella tenía Facebook como si aquello fuera lo más de lo más y debía ser así cuando en la tele había oído que hasta Karmele tenía Facebook. Daniel le ayudo a buscar a Lola en Facebok, la encontraron, vieron su perfil y le solicitaron amistad, también encontraron a Antonio, el marido de Lola también agregaron a Carla, y Daniel buscó su perfil y se incluyó el mismo. Era tarde, se despidió de su madre y quedó en llamarla al día siguiente.
María se quedó jugueteando un rato, buscó amigos y encontró a conocidos a los que no pensaba ni por asomo que estuvieran en Facebook. Solicitó amistad a alguno de ellos, también se unió a una de la protectora de animales. Ya había tenido bastante, empezó a cerrar ventanas como Dany le había dicho y al día siguiente se conectarían con el Messenger y la cámara para ver cómo funcionaba aquello. Se acostó emocionada al descubrir el mundo que se abría ante ella, ante su soledad. Había encontrado también a una amiga con la que había compartido parte de la adolescencia y de la cual hacia casi 30 años no sabía.
Fue a clase por la mañana, le contó a su profesor su hazaña del día anterior, él se sintió complacido y le dijo que la agregaría a su Facebook. Allí mismo accedió a su cuenta de correo, vio que tanto su hija como alguno de los solicitados el día anterior la habían aceptado ya. Entró en Facebook con su clave “Dany”, se encontró con la solicitud de su profesor y de algunos y algunas compañeras de clase, aceptó las solicitudes y…¡¡Ya tenía 18 contactos!!Escuchó un “plin” que no sabía de dónde venía, al momento volvió a oírlo, el profesor se acercó sonriéndola… ¿No piensas contestar? le señaló una ventana que se había abierto en el margen derecho de abajo.¡¡Mamá!! ¿Estás ahí?.......¡¡. Carla!! ¡¡Le estaba hablando Carla!!Contestó y mantuvo una corta conversación con ella en la cual su hija le pedía que se conectara al Messenger. Tras los pasos indicados por el profesor entró en su cuenta de Messenger y se abrió una ventana negra, había unos dibujos y la imagen se movía, no tardó en darse cuenta que era el estampado de su blusa jajaja ¡¡que despiste!! Se dijo así misma, orientó una pequeña cámara que había sobre el PC hasta que se vio en la ventana negra, de pronto nieve perdió la imagen y apareció Carla,¡¡era su hija!!Estaba en Sevilla en la oficina y la veía como si estuviera allí mismo, si eso era así seria magnifico cuando se fuera a Chicago para lo cual quedaba solo una semana, pero esta noche después del trabajo vendría a casa y pasaría toda la semana antes de irse con ella, harían compras, prepararían su maleta, charlarían y …podría abrazarla.
Todo el mundo de María se iba transformando día a día.
Daniel y Lorena vinieron de Salamanca para verla y despedirse de Carla, le descubrieron que podía hablar con los dos a la vez. Practicaron varias horas frente al portátil, habló con alguno de los contactos que le habían agregado a sus cuenta tanto de Facebook como de Messenger.
Se puso al corriente de la vida y milagros de amigos a los que hacía años había perdido la pista, algunos ni sabían que Pascual había fallecido, ni que tenía dos hijos Daniel y Carla, su amiga de la adolescencia Bea estaba separada y tenía un hijo y Loli con la cual había perdido el contacto al casarse esta y marcharse a Sevilla, seguía casada con Andrés tenía una hija y su hijo Sergio de 20 años había fallecido hacia dos de una enfermedad extraña que María no sabía ni que existía.
Le contó su calvario con la enfermedad de su hijo, le contó de la desasistencia y desconocimiento de esta enfermedad, de la falta de colaboración por parte de las instituciones, le contó de su deterioro y del como fue apagándose día tras día, mes tras mes. Le contó que ella misma empezó a luchar por el conocimiento de esta enfermedad, escribió a periódicos, salió en un programa de televisión siempre intentando recaudar fondos, subvenciones, por Sergio no había podido hacer nada pero había muchos Sergios en la sombra.
María lloró frente a la pantalla del ordenador. Pensó en sus hijos. Se metió en el perfil de Bea. Miró sus fotos. Bea con Andrés cuando aun eran novios, Bea con ella y con otros de la pandilla, Bea con sus dos niños, Bea…con una jovencita y un chaval en silla de ruedas, Bea y Andrés con la misma joven pero ya mas mayorcita y…el mismo chico de la silla de ruedas, más delgado y con un deterioro físico casi increíble. Era Sergio.
En el perfil de Andrés había una carta, era como un epitafio a la lucha de su hijo, a su valentía. Entre los contactos encontró el nombre de una asociación AEPMI, (Asociación de Enfermos de Patología Mitocondriales) abrió la página y allí estaban Sergio y muchos más, mayores y niños. Buscó información en Google, eso era de las cosas que aprendió en sus primeros días de academia. Llamó al teléfono de contacto de la asociación y una voz no desconocida para ella, sonó al otro lado. Era Bea. Hablo largo rato con ella.
Facebook le había llevado hasta Bea y no quería perder ese tren. Llamó a sus hijos y les dijo que se iba a Sevilla unos días, a su hija Carla le extrañó que en tres años no hubiera ido a visitarla y ahora que estaba en Chicago su madre se fuera a Sevilla, era increíble pero se alegró.
Se llevó su portátil ya imprescindible pará seguir viendo a Carla todos los días a las tres en el Messenger, con Daniel hablaba por FB casi todos los días pero ahora había algo más, su…llamémoslo militancia con AEPMI, con quien empezó a colaborar de manera activa desde Madrid haciendo una importante labor en simposios, congresos y convenciones, viajando allí donde estos se celebraban, y recaudando fondos para el estudio de la enfermedad, dándola a conocer a través de esas redes sociales, que en este caso para bien, le habían cambiado la vida.



Más redes en casa de GUS

sábado, 6 de noviembre de 2010

Chiquillos

Terminó de merendar......... le esperaban, salió corriendo mientras se sacudía las migas del suéter, la puerta cerró tras el de un portazo, cogió la bicicleta y los siguió, frente a la casa del viejo, dejaron en el suelo las bicicletas y se acercaron aún más.

El viejo no se asomó, esperaron unos minutos hasta introducirse en la parcela, nada, la casa tenía aspecto de abandonada, se adentraron en ella, les acompañaba el crujir de la madera bajo sus pies y su afán de aventura.
Salieron corriendo, a sus espaldas una caseta de aperos de labranza, no había tal casa, no había viejo.

viernes, 29 de octubre de 2010

HALLOBLOGWEEN


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Perdonad de antemano la extensión de mi relato pero... “son cousas dos mortos” (son cosas de muertos)




Tierras Míticas 

Conocí a Fernando en Amsterdam durante la Erasmus. Compartimos piso durante ese año. Fernando había estudiado en Santiago, nos contaba historias de “meigas” y decía que “haberlas hailas” y que por allí pasaban muchas “cousas do mortos”.
Como Fernando nos había invitado a su casa en Cedeira, pasado el verano Elena y yo decidimos hacerle una visita y así acercarnos a la catedral de Santiago que tanto Elena como yo queríamos conocer. Llamamos a Pablo, otro de la Erasmus que se reuniría con nosotros en Madrid puesto que nosotros, (Elena y yo) llegaríamos desde Sevilla y desde allí iríamos en el coche de Pablo hasta Ferrol.
Así que Elena, Pablo y yo nos reunimos con Fernando en Ferrol después de un largo viaje del que llegamos algo cansados.
La casa de Fernando en Cedeira tiene unas vistas que se extienden sobre la ría y no pueden ser más espectaculares. La casa es rústica, en piedra y madera pero de nueva construcción con lo que está muy bien aislada tanto del frio como del calor. Los padres de Fer nos hicieron sentirnos como en casa.
Por la mañana con unos cuantos sándwich para el camino, una prenda de abrigo para la noche y un mapa empezó nuestra ruta de senderismo a Santiago que llevaría varios días.
Aunque nos desviábamos del camino nos dirigimos primero a San Andrés una pequeña aldea donde está la ermita del santo y donde vive la abuela de Fer (una lugareña según él, autora de las leyendas de “meigas” que él nos había contado). El camino por los senderos es impresionante. En algunos lugares no aciertas a ver las copas de los árboles, el color del paisaje junto al olor a helechos y tierra mojada, hacen del paisaje algo único.
Paramos a comernos los sandwich en un cruce de caminos, sentados al pié de una cruz a la cual Fer llamó cruceiro, dijo que estaban en todos los cruces donde se juntan tres o más caminos y que todos los cruceiros eran diferentes. Íbamos entusiasmados y nos entretuvimos bastante. Pensábamos hacer noche en casa de la abuela de Fer pero la noche, puesto que era ya otoño, nos sorprendió en el camino; nos habíamos equivocado en algún cruce y esto alargo nuestra trayectoria en varios kilómetros. A Elena le dolían los pies, sus nuevas y relucientes botas le habían hecho ya unas cuantas ampollas. Pablo no podía más y no quería reconocer ante nosotros que estaba cagándose de miedo. Encendimos las dos linternas que llevábamos porque ni la luna podía atravesar aquellas tupidas copas que se juntaban en el cielo . Llegamos al siguiente cruceiro y al coger una de las travesías, divisamos las aun lejanas luces de San Andrés de Teixido, dijo Fer que estábamos solo a unos cuatro kilómetros, ya íbamos bajando con lo cual nuestro paso se aceleraba con las ganas de llegar.
El silencio se hizo en la noche, los ruidos del bosque cesaron, aquel repentino silencio, si daba miedo, cogí la mano de Elena y aceleré el paso detrás de Fer que solo dijo ¡deprisa! Un intenso olor a cera nos invadió, miré hacia atrás y no vi a Pablo, le grité a Fer que iba ya bastante delante, Fer titubeó pero volvió sobre sus pasos, pensó que era por Elena y venía dispuesto a cargarla a hombros, llamamos a Pablo a voces pero el bosque solo nos devolvía el silencio sepulcral de la noche, ni las alimañas producían ningún ruido, el olor a cera quemada cada vez era más intenso. Volvimos unos pasos hacia atrás y lo seguimos llamando pero no obtuvimos respuesta, un murmullo a lo lejos me obligó a mirar a Fer, recordaba alguna de las historias que le había contado su abuela y de las cuales nos reímos mucho en Amsterdam. Seguimos desandando el camino hasta ver entre los arboles la titubeante luz de unas velas, Elena se aferró a mi brazo (siempre había querido sentirla tan cerca y en ese momento solo sentí profundo miedo) el sonido de una campanilla me saco de mi fugaz pensamiento. Fer nos empujó para tirarnos al suelo, venían hacia nosotros . Era como una procesión, creo que unos seis, vestidos con túnicas y capuchas. No se veían sus rostros. Portaban grandes cirios de los que chorreaban cascadas de cera. Volvía a sonar la campanilla, el murmullo parecía una letanía del Rosario, al frente de esos seis, uno que parecía dirigir la procesión, con túnica negra y no llevaba capucha…¡¡¡Fer, Fer, es Pablo!!!
-Ssssss, calla no mires.
-Es que…es Pablo…el de negro, es Pablo.
-Calla y no mires, quédate ahí boca abajo y no mires.
Era cierto, un Pablo pálido y ataviado con una túnica negra iba al frente de la procesión.
-Non se erguer a cabeza do carallo…
¿Queeeeeeeeee?
-Que no se os ocurra levantar la puta cabeza hasta que yo os diga. Ni miréis ¡joder!
Se fueron acercando a nosotros, no podía mirar pero sus pies pasaron descalzos muy cerca, casi pisándonos. Estaba paralizado en apenas unos minutos que se hicieron eternos, el olor a cera empezó a hacerse casi imperceptible, la campanilla sonaba más lejos cada vez, Elena hipaba pegada a mí, su llanto era casi imperceptible, la abracé yo tenía ganas de llorar pero ni eso podía.
Amanecía, los primeros cantos de los pájaros nos sacaron de aquel estado casi hipnótico. Teníamos frio, nuestros cuerpos habían absorbido la humedad del suelo como esponjas. Nos sacudimos las hojas mojadas que teníamos pegadas, Elena tenía la cara atravesada por la marca de una cremallera, la de mi plumífero, temblaba y la abracé, no dijo ni una palabra. Fer pasó delante de nosotros y volvió a llamar a Pablo, estábamos retrocediendo y a escasos metros teníamos el cruceiro donde lo habíamos visto por última vez. Estaba sentado, su espalda recostada sobre el tronco de un árbol, tenía mala cara y estaba cansado.
-Pablo, Pablo, que susto nos has dado ¿Qué ha pasado? ¿Los viste?, le dijo Elena corriendo hacia él. Fer estaba arrodillado a su lado
-¿por qué te separaste de nosotros carallo? le dijo Fer
-Me cansé y me senté aquí, pero me debí quedar dormido.
-Pero ¿no los viste? ¿No los escuchaste?
Pensaba decirle que iba a la cabeza de una procesión de…no se qué, a la cual Fer había denominado “La Santa Compaña” pero la mirada de Fer me sello los labios.
Cargó a Pablo a hombros, casi no podía andar y Fer es un chicarrón del norte que parece un armario.
El descenso hasta san Andrés fue rápido con las primeras luces del día. Ya teníamos cobertura en los móviles pero no mucha. Llegamos enseguida a casa de Doña Águeda la abuela de Fer y tumbamos a Pablo en el sofá, Doña Águeda nos sirvió leche caliente de la cual retiró una capa de nata de un dedo de grosor (yo no había visto eso en mi vida), sacó pan recién horneado y café de puchero. Pablo dijo que tenía mal cuerpo y no quiso tomar nada, insistimos pero solo quería descansar, no recordaba nada de lo acontecido ni recordaba haber visto nada.
Doña Águeda nos enseño la casa, era una casa vieja, con humedades pero aunque el padre de Fer había querido llevarla a vivir con ellos a Cedeira , ella decía que en San Andrés había nacido y que allí debía de morir.
Le empezamos a contar lo que habíamos visto en el bosque, nos miró y le dijo a Fer “¿son seguras?...eran as almas…”Abuela, no sé, no sé lo que era, mi padre dice que son traficantes, traficantes que traen droga desde la playa y montan ese circo para no ser descubiertos, pero Pablo no se encuentra bien y voy a llamar a sus padres a Madrid.
Esa misma tarde, un lugareño nos acercó a Cedeira donde los padres de Pablo lo recogerían al día siguiente. El estado de Pablo había empeorado, estaba pálido y desganado. Los padres de Fer decían que habría cogido frio en toda esa noche a la intemperie y con su chambergo en la mochila.
Nos despedimos de Fer y de sus padres y nos volvimos con los padres de Pablo a Madrid. Al entrar en Madrid el padre de Pablo que en un principio iba a dejarnos en la estación del Ave, dado el estado de su hijo se dirigió directamente al Hospital Puerta de Hierro.
Análisis, radiografías, ecografías, ecocardiogramas, más análisis…
Pablo moría tres días después de llegar a Madrid sin saber de qué, en la autopsia no se determinó nada “PARO CARDIO RESPIRATORIO DE CAUSA DESCONOCIDA”
A Fer lo volvimos a ver en el entierro, Elena y yo nunca volvimos a hablar del tema. Al volver a Sevilla nos enrollamos y estuvimos juntos dos años. Algo en nosotros no terminó de fraguar.

Lo que investigué después sobre lo acontecido, decía que la Santa Compaña era una procesión de muertos encabezada por un vivo que moriría en los días siguientes, que si te encontrabas con ellos y los mirabas, una fuerza superior te impediría retirar la vista de ellos, el vivo que encabezaba la procesión te extendería un cirio que no podrías rechazar, pasando tú a ocupar su puesto en la procesión. Serías el siguiente en morir





Más HALLOBLOGWEEN´s en casa de Teresa Cameselle

martes, 26 de octubre de 2010

Anarquía en Los Jueves Literarios
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

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La Calle

Aun estaba caliente. Desprendía ese intenso olor a panceta recién frita, dió otro bocado... y otro apenas sin tragar, lo saboreó despacio y compartió el último trozo con el pequeño y pulgoso ratonero que se abrigaba en la manta junto a él. Bebió un trago de vino, se encendió un cigarro y aspiró de él profundamente, lo había encendido ya en tres ocasiones y no le supo igual pero era el último.
Lo despertaron los ruidos de la calle, el ir y venir de la gente, abrió los ojos sin ubicarse, retiró los cartones que lo cubrían, enroscó la mugrienta y roída manta... otra vez había soñado. El desasosiego en su estómago había desaparecido. Lupo recogía unas migajas del suelo, se relamía, movía el rabo y lo miraba agradecido.
Más anarquia en casa de GUS

viernes, 22 de octubre de 2010

Robotica
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

La redacción

16 Enero 1973 Me llamo Javier y tengo 11años, hoy mientras esperaba en la puerta del cole que mi padre pasara a recogerme pensaba en la redacción que nos ha mandado don Gustavo dice que hablemos sobre robots, pensé que mañana me pondrá un cero, lo mío no es hacer redacciones me gustan más las mates y los problemas pero tengo que hacer algo, la última redacción saque un seis y luego me lo dejo en un cuatro por las faltas de ortografía.
He oído a los otros niños que van a hacer una redacción sobre los dibujos de la tele, si, esos de Mazinguer Z y su novia Afrodita A. yo no sabía que los robots podían tener novia, pero por lo visto sí. Todos los de mi clase ven esos dibujos. Al subir al coche de papá le he preguntado si él sabía algo de robots y me ha dicho que bastante tenía él con el imbécil de su jefe para pensar en robots.
Josete que debe de ser rico porque sus padres se han separado (su padre le pasa a buscar con un cochazo un Citroen Tiburón brillante) le compra muchas cosas tiene un robot con un mando y un cable bastante largo que anda para adelante y para atrás y dice una y otra vez “hola soy Simón” dice que le va a hablar de su amigo Simón.
Mi madre tiene una especie de robot, es una aspiradora de esas que se comen las pelusas y los pelos de Trufa mi perra pero si hablo de eso…se van a reír de mi y como encima hay que leerla en clase delante de todos ya oigo las carcajadas.
Mi hermana Sonia entra por la puerta ella tiene 15 años y siempre sube sonrojada y con los pelos revueltos, pasa corriendo al cuarto de baño. Dice mi padre que le debe funcionar mal la vejiga porque siempre viene haciéndose pis jajaja cuando sale del baño esta repeinada y vuelve a tener la blusa del uniforme en su sitio para sentarse a la mesa .Hoy le he preguntado a Sonia si sabía algo de robots y Sonia me mira despectivamente y mira a mis padres haciendo una mueca ¡¡Vamos como si yo estuviera loco!! Me parece que lengua la voy otra vez a suspender. Sonia pide permiso para levantarse de la mesa, recoge su cubierto y se mete en su cuarto. No sé por qué, yo tengo que esperar hasta que mi padre se toma hasta el café mientras termina de ver las noticias en la tele.¡¡La tele!!¿No es un robot la tele? Tiene fusibles y cosas de esas porque la última vez que se estropeó vino un entendido en eso y le cambio un fusible de esos que llevan por dentro y debió costar un dineral porque mi padre se enfado mucho y dijo que a “la mierda la extra” .No tengo puñetera idea de lo que es la extra, pero de dinero tenía que tratarse porque lo dijo mientras sacaba un billete de mil pesetas, del sobre amarillo que siempre le entrega a mi madre el día uno de cada mes.
Me voy a mi cuarto a ver si se me ocurre algo. Al pasar por el cuarto de Sonia como siempre, llega hasta el interior de su habitación un cable negro, la puerta no se puede cerrar del todo por culpa del cable, es el teléfono. Ella está sentada en el suelo al lado de la puerta, el cable no da para más. Habla con su amiga Carmen de esos chicos mayores que van al instituto y que lo menos tienen 16 años. Cuando cuelga el teléfono lo vuelve a dejar en el aparador del pasillo.¡¡El teléfono!!¿Acaso no es un robot el teléfono? Si le abres las tripas tiene cables y cosas de esas y no entiendo mucho como el cable puede llegar hasta casa de mi abuela que vive en Barcelona, de Carmen si porque vive aquí al lado, en el otro portal pero ¿Hasta casa de mi abuela? Tiene que ser algo de robótica porque la magia…creo que no existe. Pero… ¿qué puedo decir yo del teléfono? Mientras pienso esto vuelve a sonar esa musiquita ya tan familiar de una caja de música en el cuarto de Sonia, se la regaló mi abuela,la de Barcelona,dice que la tenía guardada para su primera nieta porque era de ella cuando era joven, es muy graciosa a mí me gustaba verla bailar Sonia solía darle cuerda y salía de dentro una bailarina que daba vueltas y vueltas mientras sonaba una dulce música. Pero ahora la tiene escondida y nunca me deja verla, cuando terminaba la música dejaba de sonar la bailarina se paraba y se abría una tapa como con un muelle y era como un cajoncito de secretos y ella mete allí un papel o varios no lo sé cuidadosamente doblados y creo que son notitas de ese chico del insti que la acompaña. Le ha dicho a Carmen que le ha hecho otro poema y le ha estado leyendo algo por teléfono pero no me he podido enterar muy bien porque si me ve mi padre espiándola me llevo un capón de regalo.¡¡La caja de música!! ¿No es acaso un robot la caja de música? Tiene muelles, tornillos una bailarina que baila y suena la música cuando le das cuerda…no sé. No creo que eso le sirva a mi profe de Lengua…
Pasó la tarde sin que se me ocurriera nada, no fue mucho rato pero al final dejé de pensar en ello y me puse a pensar en la escusa que le pondría a Don Gustavo. Fuera lo que fuera a él no iba a servirle. Me puse a hacer los problemas de mates y a repasar la lección de historia sobre el caballo de Troya que la Seño Natália dijo que iba a preguntar.

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jueves, 14 de octubre de 2010

Aciertos y Equivocaciones
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

El último tren
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Pensó ya con su billete en la mano si coger aquel tren, le temblaban las piernas, su vida cambiaria en el momento en el que aquel tren le alejara de allí, tenía miedo pero quizás fuera la solución a sus problemas.


Héctor se limpió los mocos con la manga, tenia sueño y le levantaba los brazos para que lo aupara, lo levantó con un brazo, ya pesaba el enano, lo menos diez kilos, casi el doble que la pequeña maleta que se le hacía tan pesada en la otra mano. Última llamada… 3 minutos para la salida de aquel tren con destino a ningún lugar, pensó que quizás era cierto lo que él le había dicho, y aunque era lo mismo de otras veces, aquel día parecía más sereno, cuando aquella mañana ella le preparaba el bocadillo antes de irse a la fábrica y al ver su cara señalada por el monstruo borracho que le había partido el labio la noche anterior ”te quiero Selena, te prometo que voy a cambiar, por ti y por nuestro hijo”. A Selena le pareció que no era como otras veces, quizás esta vez fuera cierto, sus pensamientos se remontaron tiempo atrás, cuando Juanan no bebía, cuando nació su hijo, cuando la inmobiliaria para la que entonces trabajaba aún estaba en pie…se dejó caer en el banco de piedra que había tras ella. Héctor se había dormido en sus brazos el silbido que anunciaba la salida del tren la hizo volver de sus pensamientos. Una vez más, solo una vez más, y encaminó sus pasos hacia lo que hasta aquella mañana había sido su casa, y decidió que con paciencia lo convertiría en un hogar.

Selena se equivocó, fue la víctima treinta y dos de aquel año, Selena debió subirse a aquel tren.

Pensó ya con su billete en la mano si coger aquel tren………………..……….Última llamada… 3 minutos para la salida de aquel tren con destino a ningún lugar, pensó que quizás era cierto lo que él le había dicho, miró hacia atrás, pensó en su mano cálida pasando por su rostro aquella mañana y pidiéndola perdón, pensó en su boca carnosa lamiéndole las heridas infringidas la noche anterior, miro a Héctor ya dormido en sus brazos y subió los tres escalones de aquel tren que se la llevó de allí. Ya no quiso pensar, por un momento pensó en sus padres y las lágrimas brotaron de sus ojos miel como cascadas, cuando pasaran algunos días los llamaría, su madre era la única que conocía sus intenciones pero desconocía cuando y donde, solo le dijo que guardara aquel dinero y le extendió un sobre…se secó las lagrimas con la servilleta del sándwich que se había comprado en la estación y se quedo dormida. A las tres horas el tren anunciaba su llegada a la estación de Atocha, eran las 10 de la noche, despertó a Héctor para bajar del tren y este lloriqueó, tenia sueño, ella sintió miedo, a esa hora Juanan ya se habría dado cuenta y estaría encolerizado, lleno de ira revolviendo cielo y tierra buscándola .Sin pensarlo dos veces cogió un taxi que le llevó a Barajas y una vez allí consiguió billete con destino Ibiza a las siete de la mañana.


Con el tiempo se sintió segura allí, pasó las primeras noches en la playa y cuando el amanecer paría al sol entre las montañas, ella volvió a nacer, sintió que su vida volvía a empezar, no era la única que dormía en aquella carpa en la playa, la gente de aquel grupo la acogió con cariño y sin preguntas, Héctor siguió siendo Héctor y ella Selena, pasó a ser Nena, le enseñaron a hacer mermelada, collares de caracolas y cestos de mimbre…


.........Es una equivocación perder el último tren.

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lunes, 11 de octubre de 2010

Nunca más


 Al caer el sol apareció en el horizonte, solo ella lo había visto, desapareció entre las dunas y J´anira se retrasó sin que nadie la viera hasta abandonar la caravana, cuando Rasid la echó de menos ya era tarde, montó su caballo y volvió sobre sus pasos buscando huellas, ¿ la tormenta de arena las había borrado? Solo encontró el Hiyab semienterrado, ¿Qué sería de la celebración de su matrimonio con J´anira? tenía dieciséis años y supo que no volvería a saber de ella.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Página 24 , Línea 3
Una convocatoria literaria. Este jueves un relato


“MARINA” de Carlos Ruiz Zafón. Pag.24, Línea 3

… hojas secas que volaban sin rumbo.

…Y ella iba con ellas, las levantaba casi arrastrando los pies y el viento que a su vez le golpeaba la cara se las devolvía, la sensación de soledad, de silencio, era inmensa, tenía frío, no sabía porque estaba allí, con su desgastada bata de pirineo llena de bolas… y esas zapatillas deshilachadas que casi le hacían pisar el suelo con sus pies desnudos, tenía hambre, no sabía tampoco cuando su estómago había recibido algo por última vez.

Quiso recordar su nombre, metió la mano en el bolsillo de su bata y saco de él un trozo de pan que se llevó instintivamente a la boca…estaba seco, rebusco en el otro bolsillo, encontró un arrugado pañuelo de papel, nada había que le dijera cual era su nombre, quien era o que hacia allí, siguió andando, estaba cansada y el viento arreciaba al atardecer, las hojas secas del otoño jugaban formando remolinos, anduvo un poco más y se dejó caer sobre un banco del parque desierto y cada vez mas frio, y se quedó allí sentada como si buscara alguna respuesta en los remolinos de hojas secas.

Casi era de noche cuando escuchó aquella voz a lo lejos que gritaba ¡¡Adela!! ¡¡Adela!! ¿Seré yo Adela? Sin estar segura y ante la perspectiva de pasar allí la noche, se levantó, se sacudió las hojas que se habían posado sobre ella, retuvo una en su mano, era suave ocre como el oro viejo, la introdujo en el bolsillo de su bata e inició el paso que le hizo sentir como una punzada en la cadera, sintió que el otoño del parque también había llegado a sus huesos. Vio llegar a aquella muchacha que dirigiéndose a ella y casi regañándola le dijo

- Adela ¿Dónde te habías metido? llevamos todo el día buscándote, la directora iba a llamar a tus hijos.

-¿Qué decía esta muchacha? ¿Era acaso ella Adela? ¿Hijos? ¿Qué hijos?

Le echó una manta sobre los hombros, y la condujo con cariño a la residencia.







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