viernes, 29 de octubre de 2010

HALLOBLOGWEEN


h">



Perdonad de antemano la extensión de mi relato pero... “son cousas dos mortos” (son cosas de muertos)




Tierras Míticas 

Conocí a Fernando en Amsterdam durante la Erasmus. Compartimos piso durante ese año. Fernando había estudiado en Santiago, nos contaba historias de “meigas” y decía que “haberlas hailas” y que por allí pasaban muchas “cousas do mortos”.
Como Fernando nos había invitado a su casa en Cedeira, pasado el verano Elena y yo decidimos hacerle una visita y así acercarnos a la catedral de Santiago que tanto Elena como yo queríamos conocer. Llamamos a Pablo, otro de la Erasmus que se reuniría con nosotros en Madrid puesto que nosotros, (Elena y yo) llegaríamos desde Sevilla y desde allí iríamos en el coche de Pablo hasta Ferrol.
Así que Elena, Pablo y yo nos reunimos con Fernando en Ferrol después de un largo viaje del que llegamos algo cansados.
La casa de Fernando en Cedeira tiene unas vistas que se extienden sobre la ría y no pueden ser más espectaculares. La casa es rústica, en piedra y madera pero de nueva construcción con lo que está muy bien aislada tanto del frio como del calor. Los padres de Fer nos hicieron sentirnos como en casa.
Por la mañana con unos cuantos sándwich para el camino, una prenda de abrigo para la noche y un mapa empezó nuestra ruta de senderismo a Santiago que llevaría varios días.
Aunque nos desviábamos del camino nos dirigimos primero a San Andrés una pequeña aldea donde está la ermita del santo y donde vive la abuela de Fer (una lugareña según él, autora de las leyendas de “meigas” que él nos había contado). El camino por los senderos es impresionante. En algunos lugares no aciertas a ver las copas de los árboles, el color del paisaje junto al olor a helechos y tierra mojada, hacen del paisaje algo único.
Paramos a comernos los sandwich en un cruce de caminos, sentados al pié de una cruz a la cual Fer llamó cruceiro, dijo que estaban en todos los cruces donde se juntan tres o más caminos y que todos los cruceiros eran diferentes. Íbamos entusiasmados y nos entretuvimos bastante. Pensábamos hacer noche en casa de la abuela de Fer pero la noche, puesto que era ya otoño, nos sorprendió en el camino; nos habíamos equivocado en algún cruce y esto alargo nuestra trayectoria en varios kilómetros. A Elena le dolían los pies, sus nuevas y relucientes botas le habían hecho ya unas cuantas ampollas. Pablo no podía más y no quería reconocer ante nosotros que estaba cagándose de miedo. Encendimos las dos linternas que llevábamos porque ni la luna podía atravesar aquellas tupidas copas que se juntaban en el cielo . Llegamos al siguiente cruceiro y al coger una de las travesías, divisamos las aun lejanas luces de San Andrés de Teixido, dijo Fer que estábamos solo a unos cuatro kilómetros, ya íbamos bajando con lo cual nuestro paso se aceleraba con las ganas de llegar.
El silencio se hizo en la noche, los ruidos del bosque cesaron, aquel repentino silencio, si daba miedo, cogí la mano de Elena y aceleré el paso detrás de Fer que solo dijo ¡deprisa! Un intenso olor a cera nos invadió, miré hacia atrás y no vi a Pablo, le grité a Fer que iba ya bastante delante, Fer titubeó pero volvió sobre sus pasos, pensó que era por Elena y venía dispuesto a cargarla a hombros, llamamos a Pablo a voces pero el bosque solo nos devolvía el silencio sepulcral de la noche, ni las alimañas producían ningún ruido, el olor a cera quemada cada vez era más intenso. Volvimos unos pasos hacia atrás y lo seguimos llamando pero no obtuvimos respuesta, un murmullo a lo lejos me obligó a mirar a Fer, recordaba alguna de las historias que le había contado su abuela y de las cuales nos reímos mucho en Amsterdam. Seguimos desandando el camino hasta ver entre los arboles la titubeante luz de unas velas, Elena se aferró a mi brazo (siempre había querido sentirla tan cerca y en ese momento solo sentí profundo miedo) el sonido de una campanilla me saco de mi fugaz pensamiento. Fer nos empujó para tirarnos al suelo, venían hacia nosotros . Era como una procesión, creo que unos seis, vestidos con túnicas y capuchas. No se veían sus rostros. Portaban grandes cirios de los que chorreaban cascadas de cera. Volvía a sonar la campanilla, el murmullo parecía una letanía del Rosario, al frente de esos seis, uno que parecía dirigir la procesión, con túnica negra y no llevaba capucha…¡¡¡Fer, Fer, es Pablo!!!
-Ssssss, calla no mires.
-Es que…es Pablo…el de negro, es Pablo.
-Calla y no mires, quédate ahí boca abajo y no mires.
Era cierto, un Pablo pálido y ataviado con una túnica negra iba al frente de la procesión.
-Non se erguer a cabeza do carallo…
¿Queeeeeeeeee?
-Que no se os ocurra levantar la puta cabeza hasta que yo os diga. Ni miréis ¡joder!
Se fueron acercando a nosotros, no podía mirar pero sus pies pasaron descalzos muy cerca, casi pisándonos. Estaba paralizado en apenas unos minutos que se hicieron eternos, el olor a cera empezó a hacerse casi imperceptible, la campanilla sonaba más lejos cada vez, Elena hipaba pegada a mí, su llanto era casi imperceptible, la abracé yo tenía ganas de llorar pero ni eso podía.
Amanecía, los primeros cantos de los pájaros nos sacaron de aquel estado casi hipnótico. Teníamos frio, nuestros cuerpos habían absorbido la humedad del suelo como esponjas. Nos sacudimos las hojas mojadas que teníamos pegadas, Elena tenía la cara atravesada por la marca de una cremallera, la de mi plumífero, temblaba y la abracé, no dijo ni una palabra. Fer pasó delante de nosotros y volvió a llamar a Pablo, estábamos retrocediendo y a escasos metros teníamos el cruceiro donde lo habíamos visto por última vez. Estaba sentado, su espalda recostada sobre el tronco de un árbol, tenía mala cara y estaba cansado.
-Pablo, Pablo, que susto nos has dado ¿Qué ha pasado? ¿Los viste?, le dijo Elena corriendo hacia él. Fer estaba arrodillado a su lado
-¿por qué te separaste de nosotros carallo? le dijo Fer
-Me cansé y me senté aquí, pero me debí quedar dormido.
-Pero ¿no los viste? ¿No los escuchaste?
Pensaba decirle que iba a la cabeza de una procesión de…no se qué, a la cual Fer había denominado “La Santa Compaña” pero la mirada de Fer me sello los labios.
Cargó a Pablo a hombros, casi no podía andar y Fer es un chicarrón del norte que parece un armario.
El descenso hasta san Andrés fue rápido con las primeras luces del día. Ya teníamos cobertura en los móviles pero no mucha. Llegamos enseguida a casa de Doña Águeda la abuela de Fer y tumbamos a Pablo en el sofá, Doña Águeda nos sirvió leche caliente de la cual retiró una capa de nata de un dedo de grosor (yo no había visto eso en mi vida), sacó pan recién horneado y café de puchero. Pablo dijo que tenía mal cuerpo y no quiso tomar nada, insistimos pero solo quería descansar, no recordaba nada de lo acontecido ni recordaba haber visto nada.
Doña Águeda nos enseño la casa, era una casa vieja, con humedades pero aunque el padre de Fer había querido llevarla a vivir con ellos a Cedeira , ella decía que en San Andrés había nacido y que allí debía de morir.
Le empezamos a contar lo que habíamos visto en el bosque, nos miró y le dijo a Fer “¿son seguras?...eran as almas…”Abuela, no sé, no sé lo que era, mi padre dice que son traficantes, traficantes que traen droga desde la playa y montan ese circo para no ser descubiertos, pero Pablo no se encuentra bien y voy a llamar a sus padres a Madrid.
Esa misma tarde, un lugareño nos acercó a Cedeira donde los padres de Pablo lo recogerían al día siguiente. El estado de Pablo había empeorado, estaba pálido y desganado. Los padres de Fer decían que habría cogido frio en toda esa noche a la intemperie y con su chambergo en la mochila.
Nos despedimos de Fer y de sus padres y nos volvimos con los padres de Pablo a Madrid. Al entrar en Madrid el padre de Pablo que en un principio iba a dejarnos en la estación del Ave, dado el estado de su hijo se dirigió directamente al Hospital Puerta de Hierro.
Análisis, radiografías, ecografías, ecocardiogramas, más análisis…
Pablo moría tres días después de llegar a Madrid sin saber de qué, en la autopsia no se determinó nada “PARO CARDIO RESPIRATORIO DE CAUSA DESCONOCIDA”
A Fer lo volvimos a ver en el entierro, Elena y yo nunca volvimos a hablar del tema. Al volver a Sevilla nos enrollamos y estuvimos juntos dos años. Algo en nosotros no terminó de fraguar.

Lo que investigué después sobre lo acontecido, decía que la Santa Compaña era una procesión de muertos encabezada por un vivo que moriría en los días siguientes, que si te encontrabas con ellos y los mirabas, una fuerza superior te impediría retirar la vista de ellos, el vivo que encabezaba la procesión te extendería un cirio que no podrías rechazar, pasando tú a ocupar su puesto en la procesión. Serías el siguiente en morir





Más HALLOBLOGWEEN´s en casa de Teresa Cameselle

martes, 26 de octubre de 2010

Anarquía en Los Jueves Literarios
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

h">


La Calle

Aun estaba caliente. Desprendía ese intenso olor a panceta recién frita, dió otro bocado... y otro apenas sin tragar, lo saboreó despacio y compartió el último trozo con el pequeño y pulgoso ratonero que se abrigaba en la manta junto a él. Bebió un trago de vino, se encendió un cigarro y aspiró de él profundamente, lo había encendido ya en tres ocasiones y no le supo igual pero era el último.
Lo despertaron los ruidos de la calle, el ir y venir de la gente, abrió los ojos sin ubicarse, retiró los cartones que lo cubrían, enroscó la mugrienta y roída manta... otra vez había soñado. El desasosiego en su estómago había desaparecido. Lupo recogía unas migajas del suelo, se relamía, movía el rabo y lo miraba agradecido.
Más anarquia en casa de GUS

viernes, 22 de octubre de 2010

Robotica
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

La redacción

16 Enero 1973 Me llamo Javier y tengo 11años, hoy mientras esperaba en la puerta del cole que mi padre pasara a recogerme pensaba en la redacción que nos ha mandado don Gustavo dice que hablemos sobre robots, pensé que mañana me pondrá un cero, lo mío no es hacer redacciones me gustan más las mates y los problemas pero tengo que hacer algo, la última redacción saque un seis y luego me lo dejo en un cuatro por las faltas de ortografía.
He oído a los otros niños que van a hacer una redacción sobre los dibujos de la tele, si, esos de Mazinguer Z y su novia Afrodita A. yo no sabía que los robots podían tener novia, pero por lo visto sí. Todos los de mi clase ven esos dibujos. Al subir al coche de papá le he preguntado si él sabía algo de robots y me ha dicho que bastante tenía él con el imbécil de su jefe para pensar en robots.
Josete que debe de ser rico porque sus padres se han separado (su padre le pasa a buscar con un cochazo un Citroen Tiburón brillante) le compra muchas cosas tiene un robot con un mando y un cable bastante largo que anda para adelante y para atrás y dice una y otra vez “hola soy Simón” dice que le va a hablar de su amigo Simón.
Mi madre tiene una especie de robot, es una aspiradora de esas que se comen las pelusas y los pelos de Trufa mi perra pero si hablo de eso…se van a reír de mi y como encima hay que leerla en clase delante de todos ya oigo las carcajadas.
Mi hermana Sonia entra por la puerta ella tiene 15 años y siempre sube sonrojada y con los pelos revueltos, pasa corriendo al cuarto de baño. Dice mi padre que le debe funcionar mal la vejiga porque siempre viene haciéndose pis jajaja cuando sale del baño esta repeinada y vuelve a tener la blusa del uniforme en su sitio para sentarse a la mesa .Hoy le he preguntado a Sonia si sabía algo de robots y Sonia me mira despectivamente y mira a mis padres haciendo una mueca ¡¡Vamos como si yo estuviera loco!! Me parece que lengua la voy otra vez a suspender. Sonia pide permiso para levantarse de la mesa, recoge su cubierto y se mete en su cuarto. No sé por qué, yo tengo que esperar hasta que mi padre se toma hasta el café mientras termina de ver las noticias en la tele.¡¡La tele!!¿No es un robot la tele? Tiene fusibles y cosas de esas porque la última vez que se estropeó vino un entendido en eso y le cambio un fusible de esos que llevan por dentro y debió costar un dineral porque mi padre se enfado mucho y dijo que a “la mierda la extra” .No tengo puñetera idea de lo que es la extra, pero de dinero tenía que tratarse porque lo dijo mientras sacaba un billete de mil pesetas, del sobre amarillo que siempre le entrega a mi madre el día uno de cada mes.
Me voy a mi cuarto a ver si se me ocurre algo. Al pasar por el cuarto de Sonia como siempre, llega hasta el interior de su habitación un cable negro, la puerta no se puede cerrar del todo por culpa del cable, es el teléfono. Ella está sentada en el suelo al lado de la puerta, el cable no da para más. Habla con su amiga Carmen de esos chicos mayores que van al instituto y que lo menos tienen 16 años. Cuando cuelga el teléfono lo vuelve a dejar en el aparador del pasillo.¡¡El teléfono!!¿Acaso no es un robot el teléfono? Si le abres las tripas tiene cables y cosas de esas y no entiendo mucho como el cable puede llegar hasta casa de mi abuela que vive en Barcelona, de Carmen si porque vive aquí al lado, en el otro portal pero ¿Hasta casa de mi abuela? Tiene que ser algo de robótica porque la magia…creo que no existe. Pero… ¿qué puedo decir yo del teléfono? Mientras pienso esto vuelve a sonar esa musiquita ya tan familiar de una caja de música en el cuarto de Sonia, se la regaló mi abuela,la de Barcelona,dice que la tenía guardada para su primera nieta porque era de ella cuando era joven, es muy graciosa a mí me gustaba verla bailar Sonia solía darle cuerda y salía de dentro una bailarina que daba vueltas y vueltas mientras sonaba una dulce música. Pero ahora la tiene escondida y nunca me deja verla, cuando terminaba la música dejaba de sonar la bailarina se paraba y se abría una tapa como con un muelle y era como un cajoncito de secretos y ella mete allí un papel o varios no lo sé cuidadosamente doblados y creo que son notitas de ese chico del insti que la acompaña. Le ha dicho a Carmen que le ha hecho otro poema y le ha estado leyendo algo por teléfono pero no me he podido enterar muy bien porque si me ve mi padre espiándola me llevo un capón de regalo.¡¡La caja de música!! ¿No es acaso un robot la caja de música? Tiene muelles, tornillos una bailarina que baila y suena la música cuando le das cuerda…no sé. No creo que eso le sirva a mi profe de Lengua…
Pasó la tarde sin que se me ocurriera nada, no fue mucho rato pero al final dejé de pensar en ello y me puse a pensar en la escusa que le pondría a Don Gustavo. Fuera lo que fuera a él no iba a servirle. Me puse a hacer los problemas de mates y a repasar la lección de historia sobre el caballo de Troya que la Seño Natália dijo que iba a preguntar.

Mas técnologia robótica en casa de GUS

h">

jueves, 14 de octubre de 2010

Aciertos y Equivocaciones
Una convocatoria literaria. "Este jueves un relato"

El último tren
h">
Pensó ya con su billete en la mano si coger aquel tren, le temblaban las piernas, su vida cambiaria en el momento en el que aquel tren le alejara de allí, tenía miedo pero quizás fuera la solución a sus problemas.


Héctor se limpió los mocos con la manga, tenia sueño y le levantaba los brazos para que lo aupara, lo levantó con un brazo, ya pesaba el enano, lo menos diez kilos, casi el doble que la pequeña maleta que se le hacía tan pesada en la otra mano. Última llamada… 3 minutos para la salida de aquel tren con destino a ningún lugar, pensó que quizás era cierto lo que él le había dicho, y aunque era lo mismo de otras veces, aquel día parecía más sereno, cuando aquella mañana ella le preparaba el bocadillo antes de irse a la fábrica y al ver su cara señalada por el monstruo borracho que le había partido el labio la noche anterior ”te quiero Selena, te prometo que voy a cambiar, por ti y por nuestro hijo”. A Selena le pareció que no era como otras veces, quizás esta vez fuera cierto, sus pensamientos se remontaron tiempo atrás, cuando Juanan no bebía, cuando nació su hijo, cuando la inmobiliaria para la que entonces trabajaba aún estaba en pie…se dejó caer en el banco de piedra que había tras ella. Héctor se había dormido en sus brazos el silbido que anunciaba la salida del tren la hizo volver de sus pensamientos. Una vez más, solo una vez más, y encaminó sus pasos hacia lo que hasta aquella mañana había sido su casa, y decidió que con paciencia lo convertiría en un hogar.

Selena se equivocó, fue la víctima treinta y dos de aquel año, Selena debió subirse a aquel tren.

Pensó ya con su billete en la mano si coger aquel tren………………..……….Última llamada… 3 minutos para la salida de aquel tren con destino a ningún lugar, pensó que quizás era cierto lo que él le había dicho, miró hacia atrás, pensó en su mano cálida pasando por su rostro aquella mañana y pidiéndola perdón, pensó en su boca carnosa lamiéndole las heridas infringidas la noche anterior, miro a Héctor ya dormido en sus brazos y subió los tres escalones de aquel tren que se la llevó de allí. Ya no quiso pensar, por un momento pensó en sus padres y las lágrimas brotaron de sus ojos miel como cascadas, cuando pasaran algunos días los llamaría, su madre era la única que conocía sus intenciones pero desconocía cuando y donde, solo le dijo que guardara aquel dinero y le extendió un sobre…se secó las lagrimas con la servilleta del sándwich que se había comprado en la estación y se quedo dormida. A las tres horas el tren anunciaba su llegada a la estación de Atocha, eran las 10 de la noche, despertó a Héctor para bajar del tren y este lloriqueó, tenia sueño, ella sintió miedo, a esa hora Juanan ya se habría dado cuenta y estaría encolerizado, lleno de ira revolviendo cielo y tierra buscándola .Sin pensarlo dos veces cogió un taxi que le llevó a Barajas y una vez allí consiguió billete con destino Ibiza a las siete de la mañana.


Con el tiempo se sintió segura allí, pasó las primeras noches en la playa y cuando el amanecer paría al sol entre las montañas, ella volvió a nacer, sintió que su vida volvía a empezar, no era la única que dormía en aquella carpa en la playa, la gente de aquel grupo la acogió con cariño y sin preguntas, Héctor siguió siendo Héctor y ella Selena, pasó a ser Nena, le enseñaron a hacer mermelada, collares de caracolas y cestos de mimbre…


.........Es una equivocación perder el último tren.

Mas aciertos en casa de GUS

lunes, 11 de octubre de 2010

Nunca más


 Al caer el sol apareció en el horizonte, solo ella lo había visto, desapareció entre las dunas y J´anira se retrasó sin que nadie la viera hasta abandonar la caravana, cuando Rasid la echó de menos ya era tarde, montó su caballo y volvió sobre sus pasos buscando huellas, ¿ la tormenta de arena las había borrado? Solo encontró el Hiyab semienterrado, ¿Qué sería de la celebración de su matrimonio con J´anira? tenía dieciséis años y supo que no volvería a saber de ella.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Página 24 , Línea 3
Una convocatoria literaria. Este jueves un relato


“MARINA” de Carlos Ruiz Zafón. Pag.24, Línea 3

… hojas secas que volaban sin rumbo.

…Y ella iba con ellas, las levantaba casi arrastrando los pies y el viento que a su vez le golpeaba la cara se las devolvía, la sensación de soledad, de silencio, era inmensa, tenía frío, no sabía porque estaba allí, con su desgastada bata de pirineo llena de bolas… y esas zapatillas deshilachadas que casi le hacían pisar el suelo con sus pies desnudos, tenía hambre, no sabía tampoco cuando su estómago había recibido algo por última vez.

Quiso recordar su nombre, metió la mano en el bolsillo de su bata y saco de él un trozo de pan que se llevó instintivamente a la boca…estaba seco, rebusco en el otro bolsillo, encontró un arrugado pañuelo de papel, nada había que le dijera cual era su nombre, quien era o que hacia allí, siguió andando, estaba cansada y el viento arreciaba al atardecer, las hojas secas del otoño jugaban formando remolinos, anduvo un poco más y se dejó caer sobre un banco del parque desierto y cada vez mas frio, y se quedó allí sentada como si buscara alguna respuesta en los remolinos de hojas secas.

Casi era de noche cuando escuchó aquella voz a lo lejos que gritaba ¡¡Adela!! ¡¡Adela!! ¿Seré yo Adela? Sin estar segura y ante la perspectiva de pasar allí la noche, se levantó, se sacudió las hojas que se habían posado sobre ella, retuvo una en su mano, era suave ocre como el oro viejo, la introdujo en el bolsillo de su bata e inició el paso que le hizo sentir como una punzada en la cadera, sintió que el otoño del parque también había llegado a sus huesos. Vio llegar a aquella muchacha que dirigiéndose a ella y casi regañándola le dijo

- Adela ¿Dónde te habías metido? llevamos todo el día buscándote, la directora iba a llamar a tus hijos.

-¿Qué decía esta muchacha? ¿Era acaso ella Adela? ¿Hijos? ¿Qué hijos?

Le echó una manta sobre los hombros, y la condujo con cariño a la residencia.







Más Páginas 24 en casa de GUS